Para mantener su brillo y su color a lo largo de las estaciones, no hay nada como una pequeña limpieza entre cada uso y justo antes del invierno.
1. Coge un cubo o un vaporizador y llénalo con agua limpia o jabonosa. Evite los detergentes y los productos domésticos nocivos que puedan dañar el metal (y el planeta al mismo tiempo).
2. Limpie cuidadosamente con una esponja o una toalla de microfibra. Nunca, jamás utilice una esponja abrasiva o metálica que pueda rayar el metal.
3. Seca concienzudamente cada gota de agua para evitar que se forme óxido.
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